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Apuntes de Historia XVIII
 
 
 
 
 
 
 
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05 de Mayo de 2013
Sanlúcar medieval. Apuntes
Manuel Jesús Parodi Álvarez.-No es mucho lo que sabemos acerca de la Historia de Sanlúcar en las épocas antigua y medieval. A falta de más fuentes históricas escritas habrá de ser (antes o después) la Arqueología la que, cuando sea posible, ayude a ir completando el mosaico de nuestra Historia más remota, aquella que atañe a los tiempos más pretéritos, a unos períodos bien extensos de nuestro pasado que resultan ser precisamente los cimientos sobre los que reposa el edificio que es hoy por hoy Sanlúcar de Barrameda, por así decirlo.Uno de los períodos históricos de los que menos conocemos y que acusa una mayor laguna de información, en líneas generales, es el de la época medieval musulmana, precristiana, en Sanlúcar de Barrameda, que abarca un lapso de tiempo que se extiende, grosso modo, entre los siglos VIII y XIII de nuestra Era: se trata de algo más de quinientos años sobre los que poco es lo publicado que se refiera de manera específica a Sanlúcar de Barrameda, y mucho menos aún lo aparecido con carácter divulgativo y con vistas a poner dicho conocimiento al alcance del gran público.

Si bien hoy día son varios los investigadores que tratan (tratamos) de sacar a la luz información sobre este período en Sanlúcar de Barrameda, en general no mucho es lo que se conoce más allá de los testimonios recogidos en la Historiografía tradicional sobre nuestra ciudad, así como de algunos lugares comunes e ideas recurrentes de las que todos nosotros nos hacemos eco y que recogemos en determinados momentos y espacios de difusión.

De este modo, de la Sanlúcar anterior a la época guzmana, anterior a la incorporación de este territorio a los dominios de la Casa de Guzmán, allá por las postrimerías del siglo XIII (recordemos que el Privilegio Rodado por el que la Corona cede Sanlúcar a Alonso Pérez de Guzmán "El Bueno" data de 1297, siendo la confirmación por escrito de la concesión verbal previa de dicho señorío, en 1295) no es mucho lo que sabemos en realidad.

Sabemos, por ejemplo, de la existencia del "Castillo de las Siete Torres", una denominación bajo la que podría subyacer (así lo entendemos) el perímetro amurallado de la villa medieval islámica, circunscrito a un área determinada de la acrópolis sanluqueña, el Barrio Alto, acerca de la extensión de cuyo perímetro algunos historiadores han aventurado cifras que hoy por hoy resultan, cuando menos, difíciles de contrastar. En este espacio cercado, cuyo eje y espacio principal hemos de buscar en la actual plaza de la Paz, la población islámica habría quizá contado con mezquita y recinto murado, en el que alguna construcción de más enjundia probablemente se habría esquinado situándose frontera a la propia cerca amurallada, si no formando parte de la misma, en las inmediaciones de la actual Cuesta de Belén.

Algunos, muy pocos, vestigios de dicha cerca amurallada medieval más antigua asoman tímidamente por entre algunos edificios del caserío barrioalteño, en patios interiores y traseras de casas, mezclándose en el imaginario tradicional (y en algunos párrafos de nuestra Historiografía) con la cerca de muralla de que se dotó la Sanlúcar guzmana con posterioridad (ya en el siglo XIV), un sistema defensivo reforzado y más amplio (y mucho mejor conocido que el anterior) que andando el tiempo habría de completarse con la construcción del Castillo de Santiago, a lo largo del siglo XV.

Algunos vestigios de este sistema defensivo de época guzmana, que se habría servido de la cerca anterior en determinados tramos, efectivamente asoman por los recovecos del entramado urbano del Barrio Alto, trascendiendo y superando los límites del espacio amurallado medieval islámico, y mezclándose, como señalábamos con anterioridad, con el fantasma de la cerca amurallada musulmana en el imaginario colectivo de la ciudad.

Como es bien sabido, alguno de los tramos de muralla conservados, perteneciente a la refacción y ampliación guzmana, se encuentra en el recinto del colegio Albaicín, señalando con su presencia, en las inmediaciones del Castillo de Santiago, los límites de la Sanlúcar medieval cristiana, o, cuando menos, de la ciudadela amurallada de la misma en dirección a Jerez y a Sevilla, precisa y no casualmente en las proximidades del Camino de Sevilla. Esta circunstancia, aun siendo bien sabida, debe ser difundida con empeño de manera que el conocimiento de la misma se extienda tanto como resulte posible; otros restos de esta muralla asoman, transformados en mayor o menor medida en el casco histórico de la ciudad, como en el "Arquillo de Rota", y han dejado su huella en la toponimia urbana sanluqueña, como en el caso del Muro Bajo.

Por lo que respecta a la cerca islámica, mucho más reducida en sus dimensiones y traza, podríamos contar con uno de sus escasos vestigios supervivientes en el muro medieval de la calle Escuelas, hoy literalmente encerrado entre construcciones modernas emplazadas entre la citada calle Escuelas y la plaza de la Paz, uno de cuyos tramos habría conseguido sobrevivir hasta nuestros días alzándose aún bajo el cielo sanluqueño, pese a no ser apreciable desde la calle encontrarse reducida a la mínima expresión de lo que un día, hace cientos de años, debió ser su estado primigenio.

El "Castillo de las Siete Torres", el Hisn (la cerca murada del recinto poblacional del Barrio Alto) o el Ribat islámico anteriores a la presencia cristiana, no han desaparecido sin dejar trazas en el caserío de la Sanlúcar más antigua, del Barrio Alto sanluqueño. Hoy, como hace mil años, el entorno del viejo Hisn y su mezquita (y el ribat anejo) podrían continuar asomándose a nuestra Historia, bajo un nuevo aspecto, con una nueva identidad y los correspondientes lazos de relación entre estos espacios y edificios, unas sedes de dos formas de poder y autoridad en (y sobre) la ciudad, que se habrían transformado para continuar existiendo en época cristiana. Estos espacios y edificios, además, se habrían visto sometidos a las lógicas transformaciones (estética, formas, incluso emplazamiento) impuestas por las circunstancias y por el paso del tiempo.

De este modo, bajo los perfiles del actual Palacio de Medina Sidonia podremos encontrar quizá los vestigios del antiguo ribat, su espíritu transformado en sede del nuevo núcleo de poder, antes musulmán y luego cristiano (en manos de los nuevos señores de Sanlúcar, los Guzmán), mientras bajo las estructuras de la actual iglesia de la O, en su entorno inmediato y en los ámbitos de su influencia (patios, atrio, aledaños), podríamos hallar la sombra de lo que fuera la mezquita de la pequeña ciudad. Ambos edificios, hoy como hace un milenio, siguen en permanente abrazo: sus estructuras se entremezclan unas con otras en un baile pétreo que no se ha detenido en cientos de años, que no ha conocido pausa desde antes de que Sanlúcar fuera Sanlúcar, conformando una notable parte de la identidad de este "Santo Lugar" que hunde sus raíces en las más remotas épocas de unos mundos, el romano, el púnico, el fenicio, el tartésico, hoy perdidos en la noche de los tiempos.

Son notorios los restos visibles, en forma de estructuras arquitectónicas remanentes, como arcos medievales islámicos, en el Palacio de Medina Sidonia. Estas estructuras nos hablan de aquellos tiempos en los que los límites del casco urbano de la Sanlúcar medieval musulmana se encontraban en un cuadrilátero irregular que envolvía a la plaza de la Paz y algunas calles aledañas, albergando a un núcleo de población ciertamente pequeño cuya presencia servía para controlar visualmente el acceso al río Grande, a nuestro Guadalquivir, puerta, entonces como hoy, de las tierras interiores, y entre éstas, de la Sevilla islámica, el gran núcleo urbano de Isbiliyya.

Palacio y ribat, mezquita y parroquia, siguen dando forma hoy como ayer, como hace mil años, a uno de los perfiles más emblemáticos de la ciudad; siguen asomándose desde sus alturas a la barranca, y siguen abriendo sus brazos ante el corazón de la ciudad alta, naciendo de su abrazo uno de los espacios públicos más señeros de Sanlúcar, la plaza de los Condes de Niebla, hermana de la plaza de la Paz, que fuera en su día el centro neurálgico de la Sanlúcar islámica y de la primera Sanlúcar cristiana, aquel "Santo Lugar" que hoy se extiende más allá de donde sus habitantes habrían podido imaginar, hasta darse la mano con la tierra firme entre marismas, aquella Bar-al-meida, que completa el nombre y la identidad de la ciudad, de Sanlúcar de Barrameda, el Lugar Santo en la tierra firme entre marismas.


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