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Apuntes de Historia XLV
 
 
 
 
 
 
 
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10 de Noviembre de 2013
Una Plaza de Toros olvidada 
Manuel Jesús Parodi Álvalrez.-La memoria es una cualidad excepcional, sin lugar a dudas. La memoria es una herramienta a la par que una característica fundamental (no diremos exclusiva) de nuestra condición humana. Memoria e identidad individual se hayan íntimamente ligadas, de manera que es difícil concebir una sin la otra, del mismo modo que resulta difícil desvincular la Historia de la capacidad para recordar, ya que en la Historia se  conserva la memoria de aquello que nos precedió en el tiempo.
Sin embargo no es menos cierto que tal como es imposible retener en nuestra memoria el detalle de todo cuanto nos ha sucedido es igualmente imposible que muchos acontecimientos, personas y sucesos no entren en la zona de sombra de la Historia, perdiéndose de los mismos el recuerdo al cabo de muy poco tiempo. Hechos y personas que ocuparon un espacio propio en el devenir de su momento quedan sumidos en el olvido al cabo de unos años, de unas décadas, de demasiado poco tiempo en la mayoría de los casos.

En estos párrafos queremos traer a colación dos de estos perfiles erosionados por el paso del tiempo, y uno viene de la mano del otro. Víctor Ojeda fue uno de esos estudiosos de la Historia local que dejan más obra manuscrita e inédita que publicada; hijo del farmacéutico Víctor Ojeda Colletty, que fuera alcalde de la ciudad a principios del siglo XX, Víctor Ojeda dejó escritas no pocas páginas dedicadas a diferentes aspectos, temas y elementos de la Historia de Sanlúcar, habiendo entregado a la imprenta las menos de las mismas.
 
Gracias a la amabilidad de don Vicente Rabadán, que tantos conocimientos atesora sobre la Historia reciente de la ciudad, hemos tenido acceso a algunos de los documentos originales redactados por Ojeda, como el que hoy presentamos dedicado a la plaza de toros que existió en la calle Alcoba en los últimos años del siglo XIX (y cuya existencia se limitó a los muy pocos años comprendidos entre 1898 y 1900). Esta ficha titulada “Inauguración de la Plaza de Toros de Vichera de Sanlúcar” recoge unos tan breves como interesantes apuntes mecanografiados elaborados por Ojeda sobre este coso taurino de tan breve existencia.
 
 Sería en exceso prolijo tratar de abarcar en estos párrafos un total sobre la historia de los cosos de toros en Sanlúcar de Barrameda; en este sentido haremos mención de la obra de Servando Repetto Fernández, “Biografía de Manuel Hermosilla” (libro publicado en Sanlúcar de Barrameda, en 1997) y del artículo de A.Mª. Gómez Díaz-Franzón titulado “La plaza de toros de Sanlúcar, I Centenario” (aparecido en la revista “Sanlúcar de Barrameda”, nº. 36, 2000, de Industrias Gráficas Santa Teresa), remitiéndonos por esta vez a las referencias bibliográficas que ambos trabajos contienen.
 
Junto a la mención de diversos espacios donde se soltaban toros en Sanlúcar, encontramos una breve referencia a esta plaza “de Vichera” en la web http://desdetemplolucero.blogspot.com.es/, donde no se menciona más que su ubicación en la calle Alcoba, su inauguración en 1898, lo efímero de su vida y que fuera construida por los mencionados Dorado (al que en dicho sitio web se le llama Antonio, y no Luis –nombre que recibe en la ficha de Ojeda) y Agustín Vichera.
 
Dedicaremos otros párrafos a los sitios donde se celebraron festejos taurinos en Sanlúcar de Barrameda desde el siglo XVI en adelante; entre otros lugares, y junto a las plazas de Vichera y de “La Victoria” (inaugurada en 1884, de acuerdo con Gómez), es sabido que espacios del actual viario público como la plaza de La Paz, la plaza del Cabildo o la explanada otrora existente ante la Basílica de La Caridad (un espacio muy transformado y convertido hoy en la Cuesta de La Caridad), entre otros, fueron protagonistas de fiestas de toros a lo largo del tiempo.
 
La ficha que presentamos y cuya transcripción ofrecemos a continuación -y que conocemos gracias a la gentileza de don Vicente Rabadán, como hemos señalado- no sólo presenta una muy interesante información sobre un coso desaparecido tras muy exigua existencia, sino que sirve para difundir la labor de un estudioso de la Historia de nuestra ciudad, Víctor Ojeda, queriendo este artículo contribuir a su mayor conocimiento así como a su reconocimiento e inclusión por derecho propio en la nómina de historiadores de Sanlúcar, en el elenco de todos aquellos que se han aproximado a la Historia de la ciudad con afán investigador y divulgador.
 
El texto de la ficha de Ojeda reza:
“La plaza de toros de que vamos a ocuparnos, conocida vulgarmente por la plaza de Vichera, encontrábase situada en la calle de la Alcoba, donde hoy está el tejar de todos conocido y fue proyectada por los señores don Luis Dorado y don Agustín Vichera, siendo la primera noticia que encontramos sobre la misma la que se inserta en el diario local “Unión Conservadora”, perteneciente al 9 de mayo de 1898, que decía así: ‘Según hemos oído, se proyecta construir en esta ciudad, por varios aficionados, una pequeña Plaza de Toros, para dar en ella novilladas este verano’.
 
 Llevose a efecto la iniciativa y previo el informe favorable del arquitecto municipal de Sanlúcar, don Antonio Arévalo Martínez, con fecha anterior al de su estreno, tuvo lugar la inauguración de la misma, el día 7 de agosto de 1898, con una novillada en la que se corrieron reses de don Carlos Otaolaorruchi, estoqueados los tres primeros por el diestro gaditano José Villegas (Potoco) y el último por el sobresaliente Arturo Paramio.
 
Lo más saliente de este festejo inaugural fue un magnífico par de banderillas que puso al cuarto toro el valiente espada Francisco González (Faico), que presenciaba la corrida desde un palco en unión de Manuel Hermosilla, de los ganaderos marqués de Villamarta y Otaolaurruchi y de varios aficionados, entre los que se encontraba el inteligentísimo en materia taurina don Miguel García de Ledesma.
 
Constituía el edificio que nos ocupamos una pequeña plaza de reducido redondel cuya cabida oficial era: 36 asientos de palco, 40 sillas de barreras, 750 asientos de sombra y 900 asientos de sol, cuyo total de 1726 localidades eran insuficientes para la afición sanluqueña, lo que hizo pensar pronto en la construcción de una moderna plaza de toros, como así se llevó a efecto dos años más tarde.
 
Durante el año 1898 y el siguiente, verificáronse en este moderno circo taurino diversos festejos con el beneplácito de la afición sanluqueña, desfilando por su diminuto ruedo los diestros ‘Pipa’, ‘La gineta’, ‘Moginochico’ (sic), ‘Camisero’, ‘Jerezano’, ‘Capita’, Félix Velasco y otros.
 
Según las notas que tenemos a la vista sólo se celebró en esta plaza de toros una corrida formal, verificada el 6 de agosto de 1899, estoqueando tres reses de González Nandín el diestro trianero Antonio Montes, que descolló con el estoque, y uno el sobresaliente Manuel Álvarez (Postura), que después fue notable banderillero.
 
En este coso vistió por vez primera el traje de luces el 9 de octubre de 1898 el que fue más tarde matador de toros Manuel Torres Regina (Bombita III), pasaportando en compañía de ‘Mogino chico’ (sic), que sustituía a Fernando Gómez (Gallito chico), cuatro novillos de don Feliciano Barbás, de Sevilla.
Esta es la pequeña historia de la plaza de toros de Vichera, de Sanlúcar, que aún recuerdan los viejos aficionados, que sirvió para fomentar la afición y para la construcción de la actual, que aunque pequeña también, llena cumplidamente su cometido”.

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