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Apuntes de Historia LI
 
 
 
 
 
 
 
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22 de Diciembre de 2013
    Balance de un año 
Manuel Jesús Parodi Álvarez.-Hace ahora casi un año, el día seis de enero del presente (aunque ya periclitante) año 2013, dimos comienzo en estas páginas virtuales de “Sanlúcar Digital” a una serie de artículos de divulgación histórica sobre nuestra ciudad, a la que dimos por nombre genérico el de “Apuntes de Historia”.
Hoy como entonces, como siempre, nos anima el deseo de contribuir a la labor de la difusión de los valores de nuestra Historia y nuestro Patrimonio Histórico, que son los principios que impulsan (ahora como desde hace años, en nuestra tarea y nuestro ánimo) la aparición de estos pequeños “flashes” históricos, de estos breves textos que se asoman cada semana puntualmente a su cita con los lectores, con la calle, con la ciudad, gracias a la red de redes, a “Sanlúcar Digital” y a sus editores, a quienes reiteramos nuestro agradecimiento por tantos meses ya de complicidad y armonía.

En este año transcurrido han sido muy diversos los temas abordados, los asuntos, anécdotas, datos, materias, detalles y cuestiones que han sido objeto de nuestra atención. La misma naturaleza del espacio virtual que sustenta los artículos así como el propio carácter divulgativo de los mismos han sido definitorios a la hora de modelar los perfiles de unos textos que tienen en la difusión histórica su fin y su objetivo.
 
Así, y como señalamos, la naturaleza divulgativa de estos artículos marca los ritmos de sus contenidos, de su carácter y sus formas y fondos, de manera que el tenor de los mismos es el de la difusión, si bien tratamos con todo empeño de huir de la superficialidad, recurriendo si es preciso a desarrollar un tema en más de un artículo, convirtiéndose los diferentes textos dedicados a exponer un mismo asunto en una suerte de “capítulos” de una misma materia, extendida a lo largo de varias semanas en algunas ocasiones.
 
En lo que toca a los contenidos, cabe señalar que el río Guadalquivir como elemento esencial de la Historia de Sanlúcar ocupó los seis primeros textos de la serie, Seguidamente, los cuatro artículos que se sucedieron estuvieron dedicados a Las Covachas, exponiendo una hipótesis sobre una de las posibles funciones que habrían podido desempeñar a lo largo de su historia: su posible naturaleza fiscal originaria.
Tras estos cuatro trabajos, la serie continuó con otros dos textos dedicados al “Honos” y la “Virtus” de la Casa de Guzmán en los primeros tiempos del señorío sobre la ciudad. Y a éstos siguieron otros dos artículos dedicados al Bronce de Bonanza, que es una de las primeras inscripciones latinas sobre bronce de la Península Ibérica, aparecida en el mencionado barrio sanluqueño a mediados del siglo XIX y conservada en el Museo Arqueológico Nacional desde entonces (en Madrid).
 
Tras unos meses cubiertos con pequeñas series de artículos (de entre dos y cuatro por tanda), llegaron otros textos individuales, que cubrieron asuntos de diferentes naturalezas. Entre estos se contaron párrafos dedicados a considerar asuntos tales como el perfil más enigmático de Antonio Pigafetta, piloto de Magallanes, el vínculo histórico que une a Sanlúcar de Barrameda y a Buenos Aires, capital de la República Argentina, el papel desempeñado por Sanlúcar como “cosmódromo” de los grandes viajes atlánticos, como punto de partida de buena parte de las grandes expediciones que ensancharon el mundo a caballo entre los siglos XV y XVI, unos apuntes breves sobre la ciudad en época medieval, o la aproximación al centro de poder del núcleo histórico del Barrio Alto (ése que gira en torno al Palacio Ducal de Medina Sidonia, la iglesia de La O, la Plaza de La Paz y el antiguo Cabildillo -el del siglo XVI y el anterior, el ubicado en un resto del antiguo “hisn”, de la cerca de la Sanlúcar islámica) igualmente en tiempos medievales; éstos fueron los textos que continuaron con la serie, junto a otros dos artículos dedicados a las incursiones vikingas por el río Guadalquivir en el siglo IX y su posible relación con nuestra Historia local, uno, y a la posible existencia de un ribat (un centro a la vez religioso y defensivo) en el Barrio Alto sanluqueño de época musulmana adscrito a épocas almohade, almorávide o incluso califal o emiral.
 
Continuó la serie con otros cinco artículos dedicados a la obra de Antonio Ponz y el testimonio que este viajero ilustrado nos legó sobre la Sanlúcar de finales del siglo XVIII en los 18 tomos de su “Viage de España”. Y a éstos siguió un texto dedicado en solitario al “Lucus” (lugar sagrado) de La Algaida en la Antigüedad, un texto relacionado con un tema especial y cargado, sin duda alguna, de un enorme simbolismo (local, comarcal, histórico). La Diosa de La Algaida ocupó por su parte otros tres textos, mientras los siguientes artículos estuvieron dedicados a abordar el denso tema de las relaciones entre Gadir y Asta Regia en los siglos V-IV a.C., y el rol que en dicho contexto pudo desempeñar el núcleo conservado en el yacimiento arqueológico de Évora, en término sanluqueño.
 
Un tema mitológico, el de Zeus y sus cuidadores, los Curetes (¿nativos quizá de estas tierras…?), fue protagonista del siguiente trabajo, mientras otro tema de corte igualmente mítico, el de la sirena de doble cola de los Lusignan y de los Guzmanes vino a desarrollarse en tres textos aparecidos a continuación del anterior.
Otros tres artículos destinados a considerar el período islámico de la Historia de Sanlúcar se publicaron siguiendo en fechas a los párrafos relativos a la mítica sirena de doble cola, mientras el asunto que tratamos a continuación tuvo una naturaleza completamente distinta: la alta consideración y estima con que aparece la manzanilla en las páginas del decimonónico escritor sevillano Luis Montoto, fiel cronista de la Sevilla de su época (esto es, la segunda mitad del siglo XIX).
 
Las características simbólicas de los elementos recogidos en el escudo de la ciudad de Sanlúcar protagonizaron los siguientes dos artículos de esta serie, mientras el trabajo que  siguió a dichos dos textos (igualmente centrado en el siglo XIX) se dedicó a un texto que recogía las más que favorables impresiones del archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo (malogrado emperador de México, fusilado en Querétaro en 1867, hermano del emperador austrohúngaro Francisco José I y cuñado de la famosa emperatriz Sissi) sobre nuestra ciudad.
 
Tras este argumento, otro tema asimismo decimonónico se asomó a esta sección, acercándonos a una efímera plaza de toros que tuvo sólo tres años de existencia precisamente a finales del referido siglo XIX; este texto sería seguido por uno ocupado en tratar sobre el convento de las Descalzas de nuestra ciudad.
Los últimos cuatro artículos de esta cincuentena que ha venido ocupando este año de existencia de la serie han estado dedicados a los graffiti de barcos que se conservan en el Muro medieval de la Calle Escuelas (mencionando igualmente los del castillo de Santiago), en el corazón del Barrio Alto, unos barquitos esgrafiados en esos muros posiblemente desde las postrimerías del período medieval o de los primeros momentos de la Edad Moderna, esos momentos que vieron zarpar desde nuestro río, desde sus orillas, las naves atlánticas que marcharon camino de la Primera Circunnavegación conocida del Globo Terráqueo.
 
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