Apuntes de Historia C XXII

Manuel Jesús Parodi.-En nuestro anterior artículo hacíamos referencia al papel -y a las menciones- de la Historia de Sanlúcar en uno de los ejemplos de la rica bibliografía histórica relativa a temas que trascienden de los límites e intereses de la propia localidad, si bien tienen mucho que ver con las relaciones establecidas y desarrolladas por la propia ciudad de Sanlúcar de Barrameda a lo largo de los siglos de su dilatada existencia, especialmente con los elementos de su entorno inmediato.

De este modo, y en relación con lo anterior, mencionábamos en los párrafos precedentes el libro titulado “Historia de Jerez de la Frontera. De los orígenes a la época medieval”, del cual fuera coordinador el profesor Diego Caro Cancela, y que constituiría el volumen inicial de una serie sobre la Historia de nuestra vecina localidad jerezana; fue editado por el Servicio de Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Cádiz el año 1999.

De ahí pasábamos a aproximarnos a la época medieval, al momento histórico de la Reconquista castellana de estas tierras, apareciendo Sanlúcar de Barrameda entre las poblaciones en las que triunfó, breve y momentáneamente al menos, la sublevación mudéjar de 1264 (hito histórico mencionado en la página 262 del referido volumen), una situación que habría de resolverse definitivamente con la incorporación de estas tierras del Bajo Guadalquivir al reino de Castilla por Alfonso X “El Sabio” en el antedicho año de 1264, de lo cual se cumpliría el pasado año 2014 nada menos que el 750 aniversario).

Nos apoyábamos en esta referencia bibliográfica para aproximarnos a las relaciones entre las ciudades de Jerez de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda a lo largo de los siglos de la Edad Media, trayendo a colación el acuerdo de pastos suscrito entre ambos núcleos poblacionales y datado en 1499, un pacto que servía para regular las nada desdeñables -desde un punto de vista económico- las cuestiones relativas a la ganadería y el pastoreo entre Sanlúcar y Jerez de la Frontera, contribuyendo a la pacífica y fluida relación entre ambos núcleos y sirviendo además para evitar una posible fuente de conflicto entre ambas: las fricciones y problemas que podrían haberse derivado de una lucha por los pastos para las bestias que se solventaban gracias a acuerdos como éste.

Asimismo, y sin abandonar el asunto de las relaciones entre Sanlúcar y Jerez en dichos lejanos siglos medievales (del XIII al XV, esencialmente), encontraremos igualmente señales acerca de la muy estrecha relación e influencia mutua entre ambas poblaciones en la toponimia urbana de ambas ciudades, vivo y palpable testigo de la interacción entre los núcleos sanluqueño y jerezano a lo largo de los siglos. De esta forma se contamos con la referencia al camino que se dirigía a Rota y Sanlúcar (pg. 277 de la obra citada), así como a la calle San Lucas y a la parroquia de San Lucas existentes en Jerez de la Frontera (páginas 278 y 279 del referido volumen).

Igualmente se nos habla, en la página 280 del volumen que venimos considerando, de la así llamada “Puerta de Solúcar” -nada más y nada menos- que existiera en el siglo XIII en Jerez de la Frontera y que aparece mencionada en un Privilegio de Alfonso X el Sabio, fechado en 1267, relativo al establecimiento de órdenes mendicantes en el municipio xericiense.

Sobre caminería medieval tendente a enlazar el núcleo ceretano con la mar y Sanlúcar se nos hace referencia en las páginas 281 y 283 del libro coordinado por el profesor Caro, señalándosenos la importancia comercial de dichas vías terrestres en los tiempos medievales (en los que centramos nuestro interés en estos párrafos): para Jerez de la Frontera en tiempos medievales, como para Asta Regia en tiempos protohistóricos, los caminos de la mar, los caminos fluviales, los caminos terrestres (en buena medida), estaban interesados por Sanlúcar, pasaban por Sanlúcar, tenían mucho que ver con las tierras sanluqueñas, en un ejemplo de simbiosis e interacción nada desdeñable.

Acerca de la parroquia y collación de San Lucas en Jerez de la Frontera (el santo patrón de nuestra ciudad, como sabemos) volvemos a encontrar datos en el apartado dedicado al medievo jerezano (en la página 283), indicándosenos además la existencia de tahonas públicas (establecimientos destinados a la elaboración de pan) en la mencionada collación de San Lucas (es de señalar que las collaciones son los barrios de la ciudad medieval, organizados en torno a una parroquia que les sirve como eje articulador).

Un poco más adelante (en la páginas 286 y 287) se nos proporciona el dato del número de habitantes que vivían en la collación del santo patrón sanluqueño a finales del siglo XIII, en pleno corazón de Jerez.

Así, dicho barrio de San Lucas, situado en pleno centro de la ciudad intramuros, habría contado con 209 vecinos (en el siglo XIII), tratándose de la más pequeña del conjunto de las collaciones sitas en el interior del recinto amurallado de la ciudad de Jerez; estos 209 vecinos vendrían a equivaler a unos 627 habitantes (según el dato que se nos proporciona en la página 287 del volumen).

Es de mencionar, a título de anécdota, que en esta collación tan relacionada con nuestra ciudad al encontrarse bajo el amparo del patrón de Sanlúcar, se asentaría además (pero ya en el siglo XVI) la sede en Jerez de la Orden Militar de Alcántara (página 295).

Entendemos que el hecho de la existencia de una parroquia dedicada al patrón de nuestra ciudad con su collación correspondiente sitas en una posición central en la ciudad murada de Jerez nos habla a las claras de la significativa interacción de ambos núcleos, el xericiense y el sanluqueño, durante la Edad Media.

De dicha interacción es un claro ejemplo igualmente la migración desarrollada y sostenida entre ambas poblaciones. Sanlúcar de Barrameda sería, durante el siglo XV, la segunda fuente principal de inmigrantes a Jerez de la Frontera, situada sólo por detrás de El Puerto de Santa María, si bien por delante de Cádiz, Sevilla o de Rota (u dato que se nos ofrece en las páginas 291 y 292 del volumen que venimos considerando).

Los testimonios de las relaciones económicas entre Jerez y Sanlúcar durante la época medieval nos ayudan a comprender y observar algo tan evidente como que ninguna comunidad humana vive aislada de su entorno, y Sanlúcar de Barrameda no ha sido una excepción a lo largo del tiempo.

Nuestros vecinos han sido, además, socios de nuestra evolución histórica, de modo que la realidad de Sanlúcar a lo largo de su Historia está directamente relacionada con la evolución de las tierras y núcleos de su comarca, de su entorno, e indisociablemente unida a la Historia de las poblaciones que la circundan.

Sucede, eso sí, que la Historia de Sanlúcar no sólo tiene que ver con su entorno inmediato: muchos de los episodios que la conforman son, al mismo tiempo, capítulos de la Historia de la Humanidad, con mayúsculas, como sucede con los Viajes Colombinos, o con la I Circunnavegación del Orbe (de la que en breve se cumplirá el V Centenario), que forman parte de nuestra Historia local, y de la gran Historia de la Humanidad.