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Apuntes de Historia CLXIII
 
 
 
 
 
 
 
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14 de Febrero de 2016
Sanlúcar en Pigafetta (II)
Manuel Jesús Parodi Álvarez.-Comenzábamos la pasada semana un recorrido por el texto de Antonio Pigafetta, su “Crónica” del Viaje de Magallanes-Elcano (esto es, de la Primera Vuelta al Mundo), expedición que como es sabido partió de Sanlúcar de Barrameda en septiembre de 1519 para regresar asimismo a nuestra ciudad tres años más tarde, en septiembre de 1522, bajo el reinado del Emperador Carlos V, habiendo cumplido la Primera Vuelta al Mundo, el primer viaje de Circunnavegación a la Tierra conocido, una proeza que tuvo en Sanlúcar de Barrameda su alfa y su omega, esto es, su principio y su fin en términos absolutos.
Iniciábamos este recorrido por el texto “pigafettiano” en busca de las diferentes menciones que en el mismo aparecen de nuestra ciudad, Sanlúcar de Barrameda, unas menciones de muy diversa naturaleza, y en las que nuestra ciudad está reflejada de uno u otro modo, pero siempre de manera clara y fidedigna, de manera que en las citadas referencias puede seguirse el testimonio que el autor de esos históricos párrafos presenta sobre la Sanlúcar de principios del siglo XVI, lo que es decir de la Sanlúcar de hace ahora medio milenio (que, se mire por donde se mire, no es precisamente poco tiempo…).

Y decíamos que para hacer esta, por así llamarla, singladura por las páginas del italiano Pigafetta nos guiaríamos, como estamos haciendo, por las dos ediciones más recientes de dicho texto, que son la de Benito Caetano (2012) y la de nuestro paisano Francisco Pacheco Isla (2015).
Abriendo el libro de Pacheco (entre las páginas 19 y 83) se encuentra un estudio del autor sobre la época del gran Viaje de Circunnavegación del Globo, sobre el papel de las especias en el Mundo de los siglos medievales, sobre la necesidad de abrir rutas de comercio, sobre la inquietud del momento por ampliar los límites del mundo conocido de la mano de la necesidad de, como hemos señalado, ampliar igualmente los horizontes económicos de la Europa de finales de la Edad Media, un pequeño mundo globalizado en torno al Mediterráneo, a Europa, el Norte de África y el Próximo Oriente, con conexiones con el Lejano Oriente, un pequeño mundo que gracias a la Circunnavegación, habría de ampliar sus horizontes mucho llevándolos mucho más allá de lo que los europeos de la época, de seguro, podrían siquiera imaginar.
 
En esta aventura de romper las barreras del Mundo conocido hasta entonces, en este ampliar los horizontes de la realidad, en la Primera Vuelta al Mundo, Sanlúcar de Barrameda habría de contar con un papel esencial, con un rol fundamental, como punto de partida y de llegada de los expedicionarios, quienes entre 1519 y 1522 escribieron las páginas de una gesta irrepetible, de una aventura única, que contribuyó a que el Mundo rompiera algunas barreras hasta entonces inamovibles, dándose principio y fin a la misma, precisamente, en las orillas del río Guadalquivir, en las playas de Sanlúcar de Barrameda.
 
A la hora de hacer alusión a la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, su entorno y su contexto, Pigafetta, piloto superviviente de la expedición de Magallanes-Elcano, utiliza varias referencias, como las mencionadas de “San Lúcar” (que aparece en seis ocasiones, en las páginas 12, 13 y 146 de la edición de Caetano, y en las páginas 98, 99 y 221 de la edición de Pacheco, las dos que manejamos -que en adelante citaremos sencillamentecomo “Caetano” y “Pacheco”, respectivamente) o de “Barrameda” (que aparece en una ocasión, en la página 12 de Caetano y en la 99 de Pacheco) (“San Lúcar”: Caetano, 12, 13, 146; Pacheco 98, 99, 221; “Barrameda”: Caetano, 12; Pacheco 99); son éstas las dos referencias más inmediatamente relacionadas (y relacionables por el lector) con la ciudad, pues reflejan el nombre de la misma, al menos parcialmente (aun con una forma no canónica, como en el caso de “San Lúcar”, si bien también utilizada históricamente, y claramente reconocible como nombre de la localidad), pero no son las únicas que emplea el italiano para referirse a Sanlúcar de Barrameda.
 
Junto a “San Lúcar” y “Barrameda”, Pigafetta utiliza asimismo otros términos alusivos a la ciudad, como hace cuando habla en sus párrafos de “castillo”, de “duque de Medina Sidonia” o de “bahía” (“de Sanlúcar”).
El de “bahía” es un término que emplea Pigafetta dos veces (en la expresión “bahía de San Lúcar”, por ejemplo) para referirse al litoral sanluqueño, a la orilla izquierda del río, a la ensenada natural que conforma el Guadalquivir a la altura del casco histórico de nuestra ciudad y que se refleja, por ejemplo, en la imagen de Sanlúcar creada por Anton van Wyngaerde en 1567 (tan sólo unas décadas después de la culminación del viaje de Elcano), y que debe reproducir con bastante cercanía al paisaje real la situación y naturaleza de dicha ensenada, de dicha curva del río a su paso por Sanlúcar, a la que Pigafetta no vacila en denominar “bahía” (“de San Lúcar”); aparece dicha mención en dos ocasiones, en la pg. 146 de la edición de Caetano y en la página 221 de Pacheco (“bahía”: Caetano, 146; Pacheco, 221).
 
Los otros dos términos empleados por Pigafetta para hacer alusión a la ciudad son los de “Medina Sidonia” (“duque de Medina Sidonia”, en realidad) y “castillo”; respecto al primero, el de “duque de Medina Sidonia”, que aparece en una sola mención, en la página 12 de la edición de Pigafetta a cargo de Caetano, y en la página 98 de Pacheco (“Medina Sidonia”: Caetano, 12; Pacheco, 98), cabe señalar que se trata de una referencia directa a la Casa Ducal de Medina Sidonia, a través de la mención del citado título ducal.
 
Los Guzmán, titulares de la Casa hasta el siglo XVIII (cuando la titularidad de la misma pasa a los Álvarez de Toledo), ostentaron el Señorío de Sanlúcar entre 1295/1297 (con esas dos fechas como referentes del hecho histórico: 1295, con la concesión verbal del Señorío, y 1297 con la concesión definitiva por la Corona de Castilla del mismo a Alonso Pérez de Guzmán El Bueno mediante el correspondiente Privilegio Rodado que se conserva en el Archivo General de la Fundación Casa de Medina Sidonia), y 1645 (año de la extinción del Señorío, con el IX duque, D. Gaspar Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, y de la definitiva incorporación de Sanlúcar de Barrameda a Realengo bajo el reinado de Felipe IV (y el valimiento de Gaspar de Guzmán y Pimentel, mejor conocido por su título dual de conde-duque de Olivares). 
 
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