En el caso de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, afortunadamente, se vienen desarrollando -desde el campo de la Arqueología, queremos decir- en estos últimos años distintas intervenciones conducentes a un mejor conocimiento del pasado, unas intervenciones que guardan relación ya sea con la investigación stricto sensu, ya sea con la conservación y recuperación de bienes monumentales, ya sea con el desarrollo de obra tanto pública como privada, unas intervenciones de origen y naturaleza distinta pero convergentes a la hora de ir implementando una red de estudios y resultados con los que mejora sustancialmente el conocimiento del estado de la cuestión en materia arqueológica en (y sobre) la ciudad, y, con ello, la difusión de dicho conocimiento que se beneficia del avance de la investigación y de la mejora del referido “status quaestionis” general, algo que huelga decirlo, redunda en el mayor beneficio de la comunidad.

De este modo, y sin que detenernos en el tema signifique que consideremos estar en el mejor de los mundos, es posible señalar un aún reducido pero sin duda feliz ramillete de intervenciones arqueológicas (como se ha señalado) que en estos últimos tiempos han venido a arrojar algo más de luz a un paisaje no tan brillante como habría sido lo ideal en lo que se refiere al Patrimonio Arqueológico sanluqueño, pero que puede presentar ahora unos resultados que podemos considerar mucho más ricos de lo que era posible hacerlo hasta hace bien poco tiempo, sin lugar a dudas.

La investigación arqueológica no es algo que obedezca ni al capricho arbitrario de los apasionados ni al afán rigorista de unos pocas personas preocupadas en mayor o menor medida por el Patrimonio, ni tiene que ver con el “gusto” particular de determinadas personas o colectivos, ni es algo que empiece y acabe en sí misma ni pueda concebirse de manera aislada e independiente respecto a la gestión de la ciudad y al desenvolvimiento ordinario de los ritmos de vida (o merma) de la misma.

El desarrollo del estudio de la Arqueología en un contexto municipal viene a guardar una directa relación con la difusión de los valores del Patrimonio Cultural de dicha determinada ciudad, pero también con la gestión de dicha ciudad desde la perspectiva del propio Patrimonio tanto como desde la óptica del urbanismo de un conjunto urbano así como desde la óptica del manejo y gestión (administración, en fin de cuentas) del conjunto del Término municipal en el que se inserta el casco urbano.

Arqueología y gestión de la ciudad, pues, vienen a constituir un binomio irrenunciable no sólo por Ley, sino por lógica (algo que bien mirado va de la mano -lógica y Ley- pues se espera que lo segundo esté cargado de lo primero), y por propia necesidad de la gestión e interés de los cuerpos sociales: las ciudades que saben gestionar sus recursos patrimoniales consiguen alcanzar unos mejores rendimientos -por así decirlo- en la conservación y difusión (por ende, en la socialización de los valores) de los mismos.
En Sanlúcar de Barrameda contamos con una serie de intervenciones arqueológicas desarrolladas a lo largo de los últimos diez años (impulsadas fundamentalmente desde la administración local, desde el municipio) que han permitido no solo la aplicación y cumplimiento de la Ley en lo que respecta a la ejecución de los pertinentes controles arqueológicos en unas determinadas obras, sino la mejora notable en el avance de la investigación patrimonial en la ciudad y la correspondiente mejora también en la difusión del conocimiento merced a la publicación de los resultados de buena parte de dichas intervenciones ya sea en la revista de Historia y Arqueología del Bajo Guadalquivir “Gárgoris” que editamos en nuestra ciudad, ya sea en las “Actas de las Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir”, tras la presentación de las correspondientes ponencias y comunicaciones en el contexto de la celebración de dicha actividad de socialización del conocimiento, que ha celebrado en nuestra ciudad cinco ediciones consecutivas desde 2013 hasta noviembre-diciembre de 2017, habiendo pasado ahora tan solo unas pocas semanas del desarrollo de la que ha sido la quinta convocatoria de dichas Jornadas.
En los últimos diez años, como venimos apuntando (entre 2008 y 2018) se han ejecutado diversas actuaciones (de investigación, asociadas a obra, de conservación, e incluso de musealización “in situ”) sobre diferentes elementos de nuestro Patrimonio Arqueológico e Histórico, algunos de los cuales eran ya conocidos mientras otros han sido descubiertos precisamente a resultas de las referidas intervenciones arqueológicas, redundando ello en el beneficio de la ciudad como conjunto, y de la ciudadanía sanluqueña como cuerpo social.

Entre dichas intervenciones realizadas por la administración local se cuentan, y simplemente las enumeraremos, la recuperación de la Casa de Maternidad con la consiguiente labor arqueológica (publicada en contextos locales como los mencionados “supra”), las prospecciones de la Carta Arqueológica de nuestro Término Municipal, la recuperación del Mercado de Abastos, que también ha contado con los pertinentes controles y acciones arqueológicas, el estudio arqueológico paramental de la muralla perimetral del Palacio Ducal de Medina Sidonia y el entorno de Las Covachas, el hallazgo y musealización “in situ” del pavimento del siglo XVI adscrito a la calle Jardines, un pavimento que posiblemente hollaron Magallanes y Elcano, así como los japoneses de Hasekura Tsunenaga (ya a principios del siglo XVII), por simplemente mencionarlas, sin entrar en el detalle de las mismas.
Y todo ello no hace sino camino, un camino aún por construir y que no ha hecho sino empezar y del que estas intervenciones son unos primeros y felices testigos, los primeros y renovados pasos de un camino que esperamos fructífero.

 

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