La I Vuelta al Mundo, un hito de la Historia de la Humanidad (III)

Manuel Jesús Parodi Álvarez.-Hemos venido hablando en los textos precedentes a estos párrafos acerca de diversos hitos históricos auténticamente fundamentales en nuestro devenir como especie en el conjunto de los cuales se inserta la proeza de la Primera Vuelta al Mundo (Sanlúcar de Barrameda, veinte de septiembre de 1519 – Sanlúcar de Barrameda, seis de septiembre de 1522).

Hacíamos ese recorrido que señalamos a través de diversos períodos y momentos históricos todos ellos anteriores a la Primera Circunnavegación, desde la Prehistoria hasta la propia Edad Moderna que viera partir a los barcos de Magallanes desde la desembocadura del Guadalquivir (las naos Trinidad, Victoria, San Antonio, Concepción y Santiago), con vistas a contextualizar en su medida justa y adecuada al hecho histórico de la Expedición Magallanes-Elcano como uno de los momentos de inflexión de la Historia de la Humanidad, uno de esos puntos de referencia obligados en las Enciclopedias y en las cronologías de todos los Atlas Históricos de habitual manejo.

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Pero junto a hitos precedentes a la Primera Circunnavegación del planeta Tierra realizada -como sabemos- en los albores del siglo XVI, existen asimismo otros momentos especiales, singulares, estelares, de la Humanidad que se han sucedido a partir de ese entonces y que forman parte de esa misma cadena de hitos verdaderamente extraordinarios que han marcado los ritmos de nuestro pasado, de nuestra Historia humana.

 

Entre estos hechos fundamentales de dicha cadena histórica queremos detenernos ahora en dos cuestiones de capital relevancia para el desarrollo de la Historia de la Humanidad, unos hechos que se producirían esencialmente de forma paralela a la Primera Circunnavegación, tanto en lo cronológico como en lo cultural y en lo geográfico.

De este modo y, como señalamos, casi en paralelo con la Circunnavegación son de señalar otros hechos capitales de la Historia (producidos en Europa pero que no solamente tienen, tendrían, una afectación europea, ni mucho menos) como habría de ser por ejemplo la invención de la imprenta en la segunda mitad del siglo XV, en la actual Alemania, de la mano de Johan Gutenberg, en 1468, y la ruptura de la unidad del cristianismo (y de la hegemonía del Papa de Roma, dicho de esta forma –obviando el cristianismo ortodoxo, existente desde siglos atrás) al calor del desarrollo y del triunfo -parcial- de la reforma protestante en Europa (especialmente en Europa septentrional y central).

 

El desarrollo de una tecnología nueva de la comunicación como sería la de la  imprenta (un desarrollo que alcanzaría un carácter masivo con una sensible posterioridad a que se  la Primera Vuelta al Mundo, ciertamente, transcurridas muchas décadas tras la propia invención de la imprenta por Gutenberg) vendría a constituir un hecho significativo y diferencial en la Historia de la Humanidad, pues dicho invento, el de la imprenta, habría de permitir (pese a todas las trabas que la palabra impresa hubo de sufrir durante mucho tiempo (con el control de los poderes establecidos, religiosos y laicos) la extensión exponencial del conocimiento más allá de todo obstáculo, de todo impedimento, de toda traba o forma de represión que pudieran ser impuestas por los poderes de la época.

 

El libro impreso, el “internet” del siglo XVI, sería una herramienta fundamental de cara a la extensión horizontal del conocimiento en la Europa (y el mundo, en general) de su época, de modo que las limitaciones hasta esos entonces imperantes a la hora de transmitir los conocimientos se verían superadas por la facilidad y la relativa baratura (frente a los manuscritos anteriores) que ofrecían los libros salidos de la imprenta de Gutenberg.

 

De este modo de una parte el libro y la palabra impresa y de otra la fractura de la unidad del cristianismo europeo, cuestiones ambas que se desarrollarían entre los finales del siglo XV y los principios del siglo XVI (en la transición entre las épocas Medieval y Moderna del horizonte cultural europeo) habrían de llevar a un cambio sustancial en la Historia de Europa tal y como se había desarrollado hasta esos entonces.

 

Así, y debido a la acción y las consecuencias de la reforma emprendida inicialmente por el monje alemán Lutero y prontamente extendida merced a la iniciativa del rey de Inglaterra, Enrique VIII Tudor, y de los reformadores suizos, con Juan Calvino al frente, la unidad del cristianismo católico se rompería en la primera mitad del siglo XVI, el siglo de la Primera Vuelta al Mundo, dando paso a los cultos llamados “protestantes” por la Iglesia de Roma, con los anglicanos en la isla de Inglaterra, los luteranos en el contexto germano, y los calvinistas inicialmente en el ámbito de Suiza y luego extendidos a otros espacios de la Europa Moderna, como Escocia por ejemplo.

 

La palabra impresa, asimismo, habría de favorecer la extensión de los cultos reformados o protestantes, mientras a su vez los protestantes o reformados impulsarían el desarrollo de la palabra impresa (como vehículo de difusión de sus credos y doctrinas de cara, entre otras cuestiones, a su proselitismo religioso en la Europa de la primera mitad del Quinientos), en un fenómeno de retroalimentación de notables efectos y repercusiones, que llevaría a los horizontes católicos (la Iglesia, la Monarquía Hispánica y el Imperio, sin exclusión de otros poderes como la Corona de Francia y los soberanos de los diferentes estados italianos de la época) a no desdeñar esta herramienta de combate que habría de ser la palabra impresa –como venimos señalando- en los conflictos religiosos que habrían de asolar de manera tan cruenta las tierras del continente europeo a lo largo de los siglos XVI y XVII, como consecuencia de la reforma religiosa.

Como hemos señalado, pues, la invención y el desarrollo de la imprenta, la extensión de la reforma religiosa y la alteración de los horizontes geográficos y culturales conocidos hasta esos momentos que acarrearía la culminación exitosa de la Primera Vuelta al Mundo, serían tres hechos esenciales de la Historia de la Humanidad que se produjeron en el mismo horizonte cronológico, en el mismo contexto geográfico y cultural, y que habrían de contribuir conjuntamente a que las cosas no volvieran a ser nunca lo mismo en la Historia de la Humanidad: Gutenberg, Lutero y Elcano habrían de forjar nuevos espacios en la Historia de la Humanidad, contribuyendo a cambiar el mundo conocido hasta entonces.