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Apuntes de Historia CCLXXIII
 
 
 
 
 
 
 
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01 de Abril de 2018
El hierro (II)
Manuel Jesús Parodi Álvarez.-En los anteriores párrafos de esta serie hemos podido aproximarnos al peso y la relevancia de la herrería y las labores del hierro en el exterior de nuestras casas y edificios históricos más significativos, del papel destacado de su estética en nuestra arquitectura tradicional y las variedades de dicha labor que se muestran en el casco histórico de la ciudad.
Este trabajo, el trabajo del hierro, no tendría solamente una aplicación funcional y estética de cara simplemente a contribuir al exorno del exterior de los edificios, sino que también contaría con peso específico igualmente en el interior de los mismos, en el espacio íntimo de las casas, un paisaje en el que las labores del hierro aparecen en no pocas ocasiones como factor protagonista y como un elemento imprescindible de nuestros inmuebles antiguos.

De este modo, por ejemplo, los patios serían lugares idóneos para el desarrollo y florecimiento del arte y las labores del hierro. En este espacio articulador del interior de las casas encontraremos brocales de pozo adornados, en algunos casos, con historiadas forjas que ofrecían a estos elementos funcionales (indispensables en realidad) una imagen en consonancia con el conjunto, uniendo así a su funcionalidad el matiz decorativo.

De esta forma, un elemento tradicional en las casas históricas como el pozo y su labor de hierro se convertía también en un elemento principal de cara al exorno de este espacio interior del inmueble; magníficos son los testimonios que conservamos (o conservábamos) en nuestra ciudad adornando la entraña y eje de nuestras casas y casonas (esto es, los patios de las mismas).

Si en dichos patios se alzaba más de una planta, las galerías superiores que se abrían al mismo solían descansar sobre jabalcones de hierro en los cuales no resultaba extraño que el forjador plasmase, en la forma de diversos detalles estéticos, la riqueza de su imaginación.

La mayor parte de los que hoy día se conservan resultan simples y se muestran faltos de decoración, destacando entre los elementos característicos de los mismos las puntas torneadas en espiral, un motivo muy acorde con los gustos barrocos (en virtud de su profusión), un motivo recurrente en la rejería de las ciudades de la Baja Andalucía, por ejemplo, en lo que el litoral gaditano no viene a constituir una excepción.

Asimismo de notable interés en el contexto de nuestros patios (en el seno nuclear de nuestras casas históricas) resulta también otro elemento como es el representado por las monteras (bien amplias en algunos casos, como en el del Palacio Orléans-Borbón, hoy sede de la Casa Consistorial sanluqueña) que los cubren, algunas de ellas de gran belleza.

Estos ventanales al éter, las monteras, quieren servir de ventana, de transición, por así decirlo, entre los cielos y los suelos de la casa, y se abren a los espacios etéreos como unas verdaderas cúpulas transparentes, representando un elemento singular y muy relevante en el conjunto de las labores de hierro de nuestras casas históricas, de nuestros edificios señeros.

Los motivos decorativos de estas monteras pueden ser de gran variedad, destacando quizá entre los mismos las formas vegetales, las marañas y las molduras de líneas mixtas, mientras otras, como es el caso de la montera que cubre el patio principal del Palacio Orléans-Borbón, concebido como residencia de verano de los Infantes-Duques de Montpensier, Antonio de Orléans y María Luisa Fernanda de Borbón, en la segunda mitad del siglo XIX y hoy día, como sabemos, sede del Ayuntamiento sanluqueño, presentan una sensible claridad y limpieza de líneas en sus formas y perfiles.

Cabe señalar que aún se conservan en la ciudad ejemplos de este tipo de trabajos del hierro, perteneciendo la mayoría al contexto cronológico, cultural y estético del siglo XIX, siglo en el que viene a surgir y, sobre todo, se extiende este tipo de estructuras.

Otro espacio de la casa donde el hierro y su labor viene a ocupar un lugar destacado es el del zaguán, la tradicional casapuerta, donde aldabones y cancelas pueden ofrecerse al visitante como motivos funcionales tanto como decorativos, contribuyendo a hacer gala de la prestancia del edificio y del nivel económico de sus propietarios y moradores.

En las puertas exteriores, los portones de madera (generalmente de doble hoja) que dan acceso a la casa desde la calle, el aldabón, aldaba o llamador era otro elemento característico a cuya funcionalidad material -esto es, su función como llamador, efectivamente- se le añadía la función como elemento decorativo, a lo que se unía (y se une) en no pocas ocasiones un claro simbolismo (derivado del propio aspecto del aldabón).

La colección de tipos y modelos de aldabas y llamadores que se presentan en las puertas de nuestras casas históricas es muy amplia, y cabe señalar incluso que la misma es merecedora de su estudio e incluso de su catalogación precisamente debido a la abundancia y la singularidad de las mismas (así como a lo llamativo de estos llamadores en no pocos casos).

Existe un notable elenco de tipos diferentes, entre los que pueden contarse el modelo simple, en forma de tirador grueso, los zoomórficos, con tipos en forma de leones, de caballos, de águilas…, los aldabones en forma de manos o de puños (en ellos incluso se podía comprobar si la casa pertenecía a personas casadas o viudas), los que presentan algunos tipos de formas geométricas, y junto a éstos un largo etcétera de los más variados tipos, formas y motivos.

Un paseo, que siempre resulta amable, agradable, por las calles y plazas del rico casco histórico de Sanlúcar de Barrameda nos permitirá, en sus barrios Alto y Bajo, descubrir la gran gama de elementos existente no sólo en lo que atañe a las aldabas, sino en lo tocante al conjunto de las labores de hierro que engalanan la mayoría de nuestras casas históricas (en algunos casos desde hace más de 400 años, más que posiblemente), con ejemplos de ello en sus cancelas, rejas, cierros, puertas, ventanas, zaguanes y casapuertas, monteras y llamadores, de muy diferentes tipos, elementos todos integrantes de nuestro Patrimonio Histórico y de nuestras señas de identidad.

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